Sindrome de burn out, alguien en Asia lo llamaría así.

A vuelta de rueda por el desierto, en camino al valle del noroeste de México. En mi kit de supervivencia llevaba: dos libros, un cubo de rubik, audífonos y mi celular con tres películas descargadas en Netflix. La primera película fue CASA VAMPIRO reality show de como viven cinco vampiros roomies en la ciudad de New Orleans. La segunda película fue I AM MICHAEL una película con escenas un tanto fuertes de digerir, a veces las descripciones de Netflix no dicen mucho por no decir nada de la película o serie en cuestión y habrá que buscar reseñas, críticas o vídeos en YouTube de recomendación de películas o algo así, incluso escucharlo de boca en boca.
En este drama basado en una historia real, el activista gay Michael Glatze inicia un doloroso recorrido tras decidir renunciar a su sexualidad debido a su religión. Esta descripción fue lo que me invito a ver la película,  ademas esta basada en hechos reales eso siempre es atractivo. ¿Quien ayudaría a Michael de salvarse a si mismo?
Sucede un acontecimiento que lo hace despertar en una realidad que no era suya comienza a entregarse por completo a Dios... la irónica decepción de cuando en cuando Michael decía que Dios no distinguía de sexo y género, que a todos amaba igual. Ahora el piensa que Dios no va a recibir en el cielo a los que no sean "normales"...
Esto me recuerda a una seria muy buena del UCM llamada LEGION que dice "No deberíamos querer ser normales cuando todos somos únicos". Después de una espantosa escena de sexo.
Se ha convertido en mi nueva frase favorita después, claro de "Sal de ti mismo y vuelve a ti cuando seas otro".
Pero en fin, pasa que nuestro personaje, Michael se contradice tanto... tendrías que verla, el final primero lo deteste porque no supe que pasó realmente con todo esto de las contradicciones no supe si era otro delirio o si realmente "le cayo el veinte".
La tercera película que vi fue SÓLO UN SUEÑO me mantuvo entretenida un rato, no es la gran cosa pero el contexto, las actuaciones y la fotografía cinematográfica me agradó bastante.
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Sábado por la noche llegamos al destino, un tanto arreglados, bebimos cerveza y un poco de vino tinto mexicano.
Sábado por la madrugada se acabó la fiesta. Bebimos en el cuarto de hotel mientras jugábamos El pescador en cartas (que me enseñó Jonathan) hasta que mi hermana vomito en el baño.
Domingo por la mañana desayunamos, el café estaba horrible.
Domingo por medio día en dirección al norte, sin un pasajero. Escuche a Queen y Molotov mientras bebía una cerveza.
Mas tarde llegamos a la playa de San Carlos. Instantáneamente me tire en la arena, literal así nomas, deje de ser yo por esos minutos que realmente no pasaban. Deje que mi ser absorbiera la energía del mar y la playa.
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Este invierno durmiendo mal, comiendo mal, besando, combinando cigarrillos con café, bebiendo, leyendo... morí y resucite, salí de mi misma y desperté, entonces comprendí que hay veces en las que es necesario probar limites, despertar en el limbo, quedarse en la oníria, perderse, renacer, and accept the insegnificance...
En este sentido, para Albert Camus, no hay absurdo en sí, absoluto. No hay absurdo absoluto, es relativo a la contradicción que nosotros generamos a partir de la búsqueda del sentido. El mundo no es absurdo, piensa Camus. Lo que es absurdo es la confrontación entre el llamado del hombre y el silencio irrazonable del mundo. Que el mundo carezca de sentido nos hace absurdos a nosotros, por buscar uno ¿Qué nos hace buscar un sentido? Que tenemos consciencia de la experiencia abstracta del mundo, la cual significamos y damos un sentido. Por eso la aceptación del mundo (de la vida) como es, son sus contingencias, contradicciones, con sus ilógicos, hace desaparecer el absurdo.  No porque haya un sentido, sino porque ha dejado de hacer falta.


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